21 febrero 2007

Energía y sostenibilidad

John P. Holdren*

El tema para la reunión de la AAAS (American Association for the Advancement of Science), que se ha celebrado en San Francisco los días 15-19 de Febrero de 2007 es “Ciencia y Tecnología para un bienestar sostenible”. El problema de la energía, el cual es el centro del número especial de Science está ligado a esta reunión constituyendo un elemento central de la malla de opiniones intercambiadas.
El bienestar presenta varias dimensiones: medioambiental, sociopolítica y cultural así como económica, y el objetivo del bienestar sostenible se encarga de la mejora de todas estas dimensiones, tanto en las formas como en los objetivos finales que son consistentes con mantener estas mejoras indefinidamente. Este desafío, incluye no sólo la mejora sostenible del estándar de vida de los países en desarrollo, sino también convertir en sostenibles prácticas que actualmente no lo son, manteniendo los niveles de vida de estos países desarrollados.
La capacidad de la civilización para cumplir este inmenso desafío depende claramente de nuestras fortalezas en ciencia e ingeniería. Pero también, depende de nuestras resistencias en ciencias sociales y tecnología social en la forma funcionar los negocios (empresas y trabajadores), gobierno y leyes así como en la voluntad de integrar todos estos elementos para conseguir el objetivo de un bienestar sostenible.
Ninguna parte de este desafío es más compleja ni más exigente que su dimensión energética. Esto es así debido, en parte, a que la energía está íntimamente relacionada con cuestiones de seguridad nacional e internacional y con muchos de los problemas medioambientales más peligrosos que van desde la calidad del aire interior hasta el cambio climático global, así como de la capacidad de cumplir las necesidades humanas e impulsar el crecimiento económico.
La multiplicidad e importancia de estas relaciones afectará a la energía incluso en un mundo donde la demanda fuera constante, pero este no es el mundo en que vivimos. Si continúa el crecimiento de la población y la rápida afluencia de esta a algunas zonas del globo terminará llevando a unas elevadas tasas de aumento en el uso de la energía que tendrá su repercusión en el cómputo total. Incluso si la eficiencia energética de la economía mundial, producto mundial bruto por unidad de energía, fuera a continuar aumentando a la tasa histórica a largo plazo de cerca de un 1 % anual, la realización de la población que ya está en el mundo y las proyecciones correspondientes cuadruplicaría la energía mundial durante este siglo.
En un mundo donde en la actualidad un tercio de la energía primaria procede del petróleo (dos tercios de la energía restante, además, están comprometidas en la región inestable de Oriente Próximo). El 80 % de la energía procede del: petróleo, carbón y gas natural (virtualmente todo el dióxido de carbono procedente de la combustión de estas fuentes va directamente a la atmósfera), la trayectoria energética de lo que ya se encuentra en marcha, no puede ser gestionada simplemente expandiendo lo que ya se está haciendo. Esta senda no es sostenible y a lo único que nos lleva es al desastre.
Los peligros de la dependencia del petróleo y el cambio climático, acoplados con una demanda de grandes aumentos en la disponibilidad per cápita de los servicios de energía, lleva a una transición temprana por una senda diferente. Estos requisitos incluyen una reducción en el crecimiento de la población global (alcanzable, afortunadamente, por medio que son deseables y a los que tienen derecho) y un énfasis fuerte en la mejora de la eficiencia tanto en la conversión de la energía como en su uso final (esta mejora puede suponer no un 1 % sino hasta un 2 % anual).
También se requerirá un aumento de la inversión, tanto pública como privada, para mejorar la tecnología en el suministro de energía. Necesitamos conocer el modo en que el dióxido de carbono proveniente de combustibles fósil puede ser fiablemente secuestrado de la atmósfera; así como que la energía nuclear pueda ser suficientemente segura en su funcionamiento y resistente a la proliferación nuclear, para que sea sustancialmente expandida en todo el mundo; y que una extensión de la producción del biocombustible puede ser aumentada sin experimentar un aumento que pueda resultar intolerable en la oferta alimenticia o en los servicios del ecosistema. Necesitaremos mejorar la disponibilidad de la luz solar para las necesidades energéticas de la sociedad.

*Director de la AAAS
Publicado en Science