18 diciembre 2006

Fin de año energético

Gregorio Gil García
Con este número 25 cerramos un periodo de dos años en que la revista electrónica Materiales de Trabajo se ha ocupado de difundir asuntos relacionados con temas de interés muchas veces poco conocidos en España. Se ha intentado que la información resultara útil a personas u organizaciones que contaran con un acceso difícil a las fuentes de dicha información.
Para cerrar este número 25 se ha reservado un análisis de Sharon Beder no demasiado conocida en estos lares. Su valiente actitud de denuncia frente a la corrupción en el sector energético que pone en marcha, en todo el mundo, el ultraliberalismo y las privatizaciones y las fusiones y adquisiciones, en particular, en el mercado de la energía. Quizá cupiera preguntarse si lo sucedido con Enron puede volver a repetirse en la UE y en España, y qué medidas cabría tomar para que eso no ocurra.
Parece inminente, por otro lado, la llegada de una nueva serie de Centrales Nucleares de producción de energía, en todo el mundo, y resulta cómico ver como “expertos” en periodismo y economía nos ilustran de las virtudes técnicas de estas nuevas centrales demostrando lo barato que resulta producir electricidad y su nula emisión de CO2 a la atmósfera, haciendo caso omiso de las soluciones dadas a la obtención del combustible y a los residuos que estos originan una vez usados; así como de los problemas que puede originar la proliferación nuclear; unido, además, al elevado coste de construcción de las centrales y lo dilatado de su periodo de construcción; sin olvidar lo complicado y prolongado del proceso de desmantelamiento de la Central cuando este finalmente tiene lugar. Mención aparte supone el peligro frente a ataques terroristas: islámicos o no. Resulta grotesco ver cómo personas que estuvieron en la vanguardia de la moratoria nuclear, cuando los equipos estaban ya adquiridos y hubo que venderlos de mala manera, se ponen ahora al frente del movimiento pro-nuclear guiados por las directrices que emanan, entre otros, del Foro Nuclear y de las empresas eléctricas en particular.
La liberalización del mercado eléctrico ha venido dictada desde Bruselas sin que hubiera habido previamente posicionamiento político alguno. Esta decisión es de enorme trascendencia, supone no sólo una pérdida de soberanía nacional sino también europea. Rusia, poseedora de grandes yacimientos de petróleo, gas natural y carbón está en situación de imponer condiciones a un enano energético como es Europa. El caso de España es aún más sangrante, ya que es posiblemente el país europeo más dependiente energéticamente del exterior. La planificación energética se ha cumplido escasamente y los compromisos de Kyoto ya han comenzado a ser vinculantes.
La postura a favor de la energía solar térmica a baja temperatura se está iniciando en estos momentos de nuevo y es de esperar que esta vez sea de modo definitivo, pero de nada servirá si no va acompañada de medidas de ahorro energético en los edificios, con medidas tales como la implantación de electrodomésticos e iluminación de bajo consumo, mejores aislamientos en las viviendas, a poder ser contempladas desde la etapa de diseño inicial. La fotovoltaica a pesar de su elevado precio tiene cabida en cierto tipo de instalaciones, en particular, aquellas donde sea difícil la llegada de las líneas eléctricas convencionales.
En cuanto a la energía solar a alta temperatura, salvo el caso de las torres solares, se encuentra en sus inicios en España; el caso de la utilización de concentradores cilíndrico parabólicos y discos solares con motores Stirling permiten la producción de energía eléctrica con nula producción de ruido y CO2 aun cuando sí requieran una gran extensión de suelo reservado, si bien suelo es lo que nos sobra en España.
La energía eólica ha conocido un enorme desarrollo en España y se encuentra en los niveles de competitividad de las térmicas clásicas por lo que ya no resulta necesario ni siquiera subvencionarlas como ha reconocido recientemente el Gobierno español.
La producción de biocombustibles puede ayudar a rebajar la factura de los combustibles derivados del petróleo utilizados en la automoción, tanto en el caso de los motores Diesel como en los de gasolina. Si bien parecen mucho mejores desde el punto de vista ambiental los procedentes de materiales leñosos. si efectuamos un análisis completo de su ciclo de vida, ya que los abonos artificiales lo desequilibran negativamente.
Como solución a corto plazo se ha considerado la cogeneración y la micro-cogeneración que suponen una drástica rebaja en las emisiones a la atmósfera con respecto a los sistemas convencionales, así como con respecto a los derivados del petróleo y el carbón sin captación y secuestro de carbono.
El paso de los sistemas de calefacción de los clásicos de caldera convencional a los de tipo CHP (producción simultánea de electricidad y calor) proporcionan por ese solo hecho, ahorros de eficiencia del orden del 30 % mejorando notablemente en las emisiones a la atmósfera (disminución de emisiones en el caso del gas natural de un 50 % con respecto al carbón y petróleo).
En el caso de las centrales de producción de electricidad en especial en las de ciclo combinado cabe el acuerdo con los ayuntamientos vecinos de forma que pueda aprovecharse de forma útil (calefacción de distrito) con la salida caliente del segundo ciclo de vapor.
No debe olvidarse la posibilidad de producción de calor mediante anergía solar a alta temperatura que pueden actuar como ampliación de potencia en ciertas centrales térmicas convencionales, sin por ello aumentar las emisiones nocivas a la atmósfera.
En algunos de estos números se ha intentado despertar el interés por la energía distribuida, muy extendida en el centro y norte de Europa y Estados Unidos, esto es, por la no generada desde las grandes empresas eléctricas y que potenciada adecuadamente desde el Gobierno puede ayudar a controlar las alzas ilimitadas en los precios, permitiendo una inicial democratización de la energía, tanto a nivel económico como social.
Gracias por vuestro interés y Feliz Año Nuevo.

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07 noviembre 2006

El convulso mercado eléctrico español

Gregorio Gil
En el primer artículo Sharon Beder nos muestra un estudio histórico muy detallado de la privatización del mercado eléctrico en el Reino Unido, pioneros en el proceso de liberalización del mercado eléctrico y las fases posteriores por las que fue pasando, haciendo hincapié en las numerosas disfunciones y comportamientos ajenos a la ortodoxia, pero no por ello menos reales. Se pone de manifiesto que el modelo de liberalización eléctrico practicado en este país ha perjudicado notablemente a las clases más necesitadas del mismo, quedando constatada una elevación de fallecimientos por este motivo. Se incluye aquí, con el fin de que nos concienciemos de la que se nos viene encima si dejamos que el mercado actúe libremente por su cuenta en el sector eléctrico, con una actitud propia de la fe de carbonero en el ultraliberalismo.
En el segundo artículo, en mi opinión superior al primero, el alcance de estudio es más amplio y no está limitado a un solo pais, sino que abarca los distintos paises que ya han entrado, de una forma u otra, en la liberalización del mercado eléctrico y donde han tenido lugar número de privatizaciones con frecuentes fusiones y adquisiciones posteriores, quedando por lo tanto, en evidencia la pregonada competencia prometida al formarse fuertes oligopolios. Los cárteles energéticos han funcionado como grupos de presión politica, intentado por todos los medios (no democráticos) conseguir precios eléctricos cada vez más elevados o ayudas poco justificadas en otros casos, y donde los servicios se presten sólo en las zonas de mayor rentabilidad económica.
En España, la privatización salvo en el caso de Red Eléctrica ya se realizó en su momento, lo que se intenta ahora, es pasar a una completa “liberalización del mercado”. Se comenta que eso es lo que nos pide Europa, pero, en ningún lugar se ha votado eso que se sepa. Estos dos artículos y algunos más que están por venir, indican que las cosas no están tan claras como indican los “ultraliberales” que nos intentan vender esta doctrina como algo “moderno” cuando ya se halla obsoleta, en lo que al mercado eléctrico se refiere. La numerosas fusiones y adquisiciones que están en el horizonte próximo, parecen caminar en sentido contrario de la libre competencia y más en la direccion de la formación de potentes cárteles energéticos que pueden terminar poniendo a los Gobiernos democráticos contra la pared, con el fin de que cambien sus políticas, en especial, sobre los Gobiernos de izquierda, de modo, que terminen perjudicando a la mayoría de sus ciudadanos y en particular a los más pobres. Conviene por ello estar expectantes y denunciar estas situaciones si llegan a presentarse para plantarles cara debidamente.

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12 octubre 2006

Energía, medioambiente y cambio climático


Cristina Narbona

La energía es un elemento básico para el buen funcionamiento de nuestro sistema económico, desde la industria a la agricultura y los servicios. Gracias a ella nuestra calidad de vida ha mejorado, como lo ha hecho la movilidad y el confort, liberándonos de pasar frío o calor. Pero, al mismo tiempo, la producción, la transformación, el transporte y el consumo de energía es la mayor causa de deterioro ambiental.

Para tratar de hallar un equilibrio, la Unión Europea se ha marcado tres prioridades interrelacionadas para la política energética: asegurar el abastecimiento energético, la competitividad y la sostenibilidad ambiental.

La competitividad mejora la eficiencia del sistema energético, y ha supuesto una importante mejora en la generación de electricidad, así como un rápido aumento del consumo de gas natural, el más limpio entre los combustibles fósiles.

La Unión Europea, y dentro de ella, España en particular, importa el 80% de nuestro consumo energético), es una de las regiones más dependientes, al tener que importar el petróleo y el gas que consumimos en su práctica totalidad. Tras más de una década de precios energéticos relativamente bajos, en los últimos años, hemos asistido a un importante incremento de los mismos, tanto de los del petróleo como de los del gas natural, a causa de las tensiones en el Oriente Próximo (invasión de Irak, el conflicto de Israel con los palestinos, Líbano y Siria), la creciente demanda mundial, sobre todo con la incorporación de China e India a la nueva economía, así como la disminución de las reservas de hidrocarburos, lo que configura un escenario de precios altos y crecientes, y nuevas tensiones en el abastecimiento futuro.

En este contexto de dependencia y precios al alza, agravados por el déficit comercial y la inflación, la variable ambiental es cada vez más importante, tras la entrada en vigor en el 2005, del Protocolo de Kioto. La producción, transformación y consumo de energía representa cerca del 82 % de las emisiones de gases de efecto invernadero de la Unión Europea, además del 77% de las emisiones de sustancias que contribuyen a la formación del contaminante ozono tropósferico, el 66 % de las sustancias que ocasionan las lluvias ácidas, el 81 % de la emisiones de partículas e importantes emisiones de metales pesados (mercurio plomo y cadmio): pero los impactos no se reducen a la emisión de sustancias contaminantes, pues incluyen también la generación de todo tipo de residuos a lo largo de todo el ciclo de extracción, transformación y consumo, los vertidos accidentales de petróleo (no olvidemos el Prestige), el consumo de agua, la degradación a veces irreversible de los ecosistemas, el ruido y el deterioro de los paisajes.

Las Centrales Nucleares apenas generan emisiones, no sufren los problemas de suministro de otras fuentes y dan más garantía de suministro que algunas energías renovables intermitentes, pero crean un problema no menos grave e irresoluble, como los residuos radioactivos para los cuales aún no se ha desarrollado una forma de eliminación, además de los altísimos costes de todo el ciclo nuclear, la seguridad o los peligros que conlleva la proliferación nuclear

Desafíos y oportunidades

Entre 1990 y 2004 el PIB en España creció un 43,7 % en euros constantes, mientras que el consumo de la energía primaria lo hizo en un 54,4 %, por lo que la eficiencia energética disminuyó considerablemente. El consumo de energía primaria creció en España un 3,2 % anual entre 1990 y 2003 ( un 0,8 % en la UE) y el consumo de electricidad creció un 4,4 % anual en España (1,8 % en la UE). Para afrontar los desafíos que nos plantea la degradación ambiental y la dependencia energética, la Unión Europea, y España en particular, ha desarrollado un conjunto de políticas encaminadas a promover el ahorro y la eficiencia energética (Plan de Acción de la Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética, desarrollar las energía renovables (Plan de Energías Renovables 2005-2010 en España) y reducir el impacto ambiental del consumo energético (Plan Nacional de Asignación de Derechos de Emisión 2008-2012), por citar los más importantes y recientes.

Por otro lado, el actual Gobierno ha incrementado la tarifa eléctrica, después de demasiados años de reducción no justificada, y con ello ha comenzado a emitir una señal nítida sobre la “escasez” de la energía que ya se ha traducido en una mejora de la eficiencia energética en 2005.

El cambio climático es un ejemplo de la necesidad de aplicar el principio de “el que contamina paga”. Tal principio aplicado a los combustibles fósiles, implica internalizar los costes de las externalidades como el cambio climático, las mareas negras, las lluvias ácidas, la contaminación atmosférica local, el ozono troposférico y otros impactos ambientales y sociales. Ello supone, aumentar la fiscalidad sobre la energía, tanto para internalizar los costes, como para reducir el consumo de los materiales fósiles, que en gran parte se importan desde los países productores, un modelo de dependencia del petróleo que ya ha ocasionado varias crisis económicas (1973, 1979-1980) y varias guerras, y ha convertido a Oriente Próximo y al Golfo Pérsico en una de las zonas más inestables y conflictivas.

La fiscalidad es una de las formas mejores de dar un mensaje claro, que incentive cambios en los comportamientos de los consumidores que complementen las mejoras tecnológicas, que casi siempre se ven superadas por los modos de vida.

Los automóviles cada vez son más eficientes, pero como cada vez son de mayor tamaño (los todo terrenos urbanos son un buen ejemplo), las ganancias en eficiencia no repercuten en el consumo absoluto, y lo mismo sucede con los refrigeradores cada vez mayores y las segundas y terceras viviendas. Si queremos moderar el consumo, no basta con la mejora tecnológica, también habrá que moderar el consumo excesivo, y en una economía de mercado, los precios transmiten las señales más claras. Por ello, el Ministerio de Medio Ambiente está trabajando con el Ministerio de Economía para comenzar a aplicar estos criterios.

La Unión Europea calcula que las externalidades de la generación de electricidad representan entre el 1 y el 2 % del PIB, y las del transporte sin incluir los accidentes, alcanzan el 5 % del PIB, cifras que sin duda nos deben llevar a la reflexión.

La necesidad de profundizar en las políticas actuales, introduciendo elementos de fiscalidad ecológica, mientras se promueve el aumento de la eficiencia energética, el cambio de los modos de vida más despilfarradores y se desarrollan con vigor las energías renovables, se comprende aún mejor cuando analizamos la gravedad del cambio climático y las políticas que habrá que adoptar en el futuro.

El Protocolo de Kioto supone para España un esfuerzo importante tras los ocho años de inacción de los Gobiernos del PP. Pero, ¿y después de Kioto? El Consejo de la Unión Europea ha propuesto que los países desarrollados reduzcan sus emisiones de un 15 % a un 30 % para el año 2020, y el Consejo de Medioambiente de la UE y el Parlamento Europeo proponen una reducción ulterior de las emisiones de gases de efecto invernadero del 60 % al 80 % para el año 2050.

Según cuales sean las cifras de reducción futuras que se acuerden en las negociaciones futuras, lo cierto es que serán importantes, dada la gravedad del cambio climático, del que cada día tenemos nuevas evidencias y hoy casi nadie discute. Incluso Estados Unidos acabará participando, porque la realidad es tozuda y los gobernantes acaban sus mandatos. Los países que antes inicien la necesaria transición energética hacia un modelo más eficiente y con un componente cada vez mayor de energías renovables estarán mas preparados para un cambio profundo del modelo energético a escala mundial, que sería incluso necesario en ausencia del cambio climático, dado el progresivo agotamiento de los combustibles fósiles. Numerosas e importantes empresas españolas, como Iberdrola, Acciona, Gamesa, Isofotón. Ecotecnia, ACS o Abengoa, por citar algunas, lo han comprendido, porque el cambio climático también es una oportunidad de desarrollo y de creación de empleo.

Europa se enfrenta al doble desafío de asegurar el suministro energético y evitar el cambio climático, dos cuestiones que, sin duda, condicionarán la agenda durante las próximas décadas, más si tenemos en cuenta que el 70 % del consumo energético de la UE procede de los combustibles fósiles (carbón petróleo y gas natural), y que las importaciones, que ya hoy representan el 50 % del consumo, alcanzarán el 70 % en el 2030. La propia UE se ha comprometido a ayudar a evitar que el aumento de la temperatura no supere en más de dos grados centígrados los niveles anteriores a la revolución industrial.

Las soluciones no serán fáciles, y tampoco hay una única respuesta tecnológica, sino una combinación que pasa por aumentar la eficiencia energética, desarrollar la cogeneración (producción simultánea de calor y electricidad), aumentar la producción de las energías renovables, desarrollar la economía del hidrógeno, mayor uso del gas natural en la generación de la electricidad y quizás la introducción de tecnologías que permitan captar y almacenar el CO2. El papel que juegue en el futuro la energía nuclear, seguirá siendo objeto de debate, pero estará condicionado por la solución que se le dé a los residuos radioactivos, el desmatelamiento de los grupos existentes, el coste de las centrales y la oposición de la opinión pública.

Pero de lo que no hay duda es de que hoy una de las prioridades políticas es el desacoplamiento del consumo energético del desarrollo económico, a través de una reducción de la intensidad energética, que relaciona la energía consumida por unidad de producto interior bruto, y la mejora de la eficiencia energética haciendo más con menos.

Publicado en Temas Octubre de 2006



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20 septiembre 2006

El grito de California: la manipulación de los precios de la electricidad




Paul Krugman
Las personas que no entienden demasiado de economía parecen figurarse, a menudo, que los economistas se sitúan en dos campos: o son de tipo conservador y partidarios del libre mercado, o son progesistas defensores de la intervención del Estado, y las dos mitades jamás se encontraran. De hecho, existe mucho menos desacuerdo entre sus profesionales de lo que la leyenda admite. En concreto, los economistas con una postura política progresista en general, como yo, sienten a menudo un gran respeto por la eficacia de libre mercado.
Sin embargo, respetar los mercados no significa utilizarlos. En ocasiones, los mercados se portan mal, y los últimos años se han producido algunos ejemplos espectaculares de lo que los economistas denominan fallos del mercado, con unas consecuencias en extremo desagradables para la población.
Este artículo se centra en la crisis energética de California de 2000 al 2001, cuando el intento de aflojar más las riendas a las fuerzas del mercado, mediante la desregulación del mercado de la electricidad acabó en el desastre. La naturaleza de ese experimento fallido quedó oscurecida por los rígidos prejuicios a favor del mercado libre. Se ha convertido en un artículo de fe entre numerosas personas, y ciertamente entre los expertos, la idea de que los mercados siempre tienen razón, y de que la reglamentación es siempre algo negativo. Por tanto, cuando California de pronto se encontró con unos precios del suministro eléctrico exorbitantes y con apagones constantes, la mayor parte de los analistas sabían que tenía que deberse a un error del gobierno, por una desregulación defectuosa (aunque nunca precisaron, en exceso, el defecto de que se trataba). Además, echaron la culpa los ecologistas, quienes supuestamente habrían impedido que la industria energética adquiriera la capacidad suficiente.
No obstante, examiné la cuestión con una mente libre de prejuicios y, lo que aún es mejor, con suficientes conocimientos económicos como para encontrar algunos verdaderos expertos en la materia y comprender lo que opinaban. Tuve claro, enseguida, que el desastre de California no era una consecuencia de la falta de capacidad productiva, sino el resultado de la manipulación del mercado que los productores y los vendedores de energía habían realizado.
Al principio, permanecí prácticamente sólo, defendiendo ese punto de vista; las pruebas, aunque de peso, eran circunstanciales, y apuntaban en sentido opuesto a los prejuicios dominantes. Sin embargo, con el tiempo los hechos salieron a la superficie y resultaron convincentes, incluso para los que no son economistas: documentos detallando estrategias para "jugar" con el mercado y, hasta grabaciones de suministradores diciéndoles a los operadores de las plantas que las pararan. A estas alturas, resulta evidente que una gigantesca maniobra había sucedido en el mercado, a plena luz, y que casi nadie deseaba creerse lo que estaba ocurriendo.
¿Por qué estaba la gente tan dispuesta a dejarse convencer de que los ecologistas eran los responsables de las crisis de California, si nunca llegó existir la menor prueba al respecto? podemos achacarlo a otro mito, el de la incompatibilidad del mercado libre con la protección ambiental. En efecto, los ecologistas radicales y los defensores extremistas del libre mercado, tienen en común la creencia de que la buena economía y los valores ecologistas no se mezclan. Sin embargo, eso no es cierto: la economía del libro de texto nos ofrece muy buenas razones para la protección del medio ambiente, al reconocer que el daño medioambiental comporta unos costes que son tan reales como los gastos monetarios más convencionales. Los economistas entre los que me incluyo, critican, a menudo, el modo en que funciona nuestra política medioambiental convencional, si bien, se trata de una crítica a los medios, más que a los fines: una regulación más inteligente no implica una menor protección del medio ambiente.
Con todo, nuestro poder político actual a pesar de que se habla, en ocasiones, de mejorar la política medioambiental, da la impresión más bien de que se desea disminuir la regulaciones de todo tipo. En efecto, el gobierno de hecho es antiecologista, en grado sumo, quizá porque un buen número de sus miembros así como una parte de la financiación de su campaña proviene de las industrias extractivas: petróleo, carbón, madera, etc acertada o equivocadamente, gran parte del mundo piensa hoy que Estados Unidos presionó a los demás países para que abrieran sus mercados, y que luego se negó aceptar su responsabilidad, cuando la especulación con las monedas y otros desastres del mercado afectaron negativamente a sus economías. Ofrezco a continuación algunas reflexiones.
10 de diciembre 2000

INTRODUCCION
Se suponía que la industria energética de California, que cuenta con una desregulación que permite a los productores vender toda la electricidad que la red pueda soportar, trasmitía energía de una forma barata y limpia. Sin embargo, el Estado se enfrenta un déficit de suministro tan acusado que el gobernador ha apagado las luces del árbol oficial de Navidad; tal escasez ha sido extremadamente rentable para las empresas energéticas, y ha levantado la sospecha de la manipulación del mercado.
La experiencia suscita interrogantes acerca de la desregulación desde una perspectiva más amplia sobre los peligros de confiar ciegamente en los mercados.
Es cierto que una parte del problema de California lo constituye el incremento inesperado en la demanda de energía eléctrica, consecuencia de una economía en auge. Es posible que la crisis se hubiera producido incluso sin la desregulación.
Con todo, es probable que no. En los viejos y malos tiempos, las empresas eléctricas monopolizadoras tenían asegurados unos importantes beneficios, aunque dispusieran de un exceso de capacidad. Por lo tanto, crearon más capacidad productiva de la que necesitaban, de modo que pudieran satisfacer incluso una demanda inesperadamente elevada. No obstante, en el mercado desregulado, en el que los precios fluctúan constantemente, las empresas sabían que si invertían en exceso, los precios y los beneficios se hundirían. De ese modo, se mostraron reacios a construir más centrales, lo que constituye el motivo principal por el que una elevación repentina de la demanda haya acarreado la falta de electricidad y la subida vertiginosa de los precios.
Usted podrá decir que no hay nada malo en eso, a largo plazo. Resultaba costoso crear una capacidad adicional para la generación de energía, y los costes se traspasaban al consumidor, mientras los precios fluctúen en un sistema con menos períodos de baja actividad, los consumidores, de media, pagarán menos. En efecto, los libros de texto de economía sugieren que, en realidad, es bueno que los precios de la electricidad se disparen cuando el suministro escasea: eso es lo que les proporciona las empresas eléctricas el incentivo para invertir. Por lo tanto, usted podría argüir que la intervención pública no sería necesaria; que, de hecho, los que todavía colocan un límite máximo a los precios de la electricidad sólo empeoran el problema, de modo que deberíamos confiar en la competencia del mercado para solventar las crisis.
Sin embargo, ¿es competitivo el mercado de la electricidad?. Lo que convierte la crisis del suministro eléctrico de California en un asunto explosivo, desde el punto de vista político, es la sospecha de que el déficit no se debe sólo a una capacidad de producción inadecuada sino también a unos precios elevados de forma artificial.
¿Cómo funciona la manipulación del mercado? imagínese un día caluroso de julio, cuando los aparatos de aire acondicionado están funcionando al máximo en todo el Estado, y a las eléctricas produciendo energía cerca del límite de su capacidad. Si una parte de esa producción baja de pronto, por cualquier razón, la escasez resultante acarrearía una subida vertiginosa de los precios de la electricidad al por mayor, por consiguiente, en realidad una gran empresa eléctrica podría aumentar sus beneficios inventándose problemas técnicos que hiciera que algunos de sus generadores dejaran de estar operativos, elevando así el precio que obtuviera por la producción restante.
¿Ocurre esto en realidad?. Un reciente informe de trabajo de la agencia nacional de investigación económica, aporta pruebas de que precisamente ese tipo de manipulación del mercado es el que sucedió en el Reino Unido antes de 1996, y en California durante los veranos de 1998 y 1999.
No se esperaría, normalmente, que ese tipo de problema sucediera en los meses más fríos, cuando la demanda es menor. Sin embargo, los funcionarios del Estado, como es comprensible, se han vuelto suspicaces acerca de la actual emergencia eléctrica en California, la cual se ha agravado por el extraño hecho de que alrededor de una cuarta parte de la capacidad generadora del Estado se encuentra parada, como consecuencia de reparaciones proyectadas o de averías.
Tal vez las empresas eléctricas de California no estén amañando los precios de la electricidad, no obstante, resulta evidente que poseen tanto los medios, como el incentivo para hacerlo, y uno ha de preguntarse por qué los responsables de la desregulación no tuvieron en cuenta esa posibilidad y por qué tampoco se hicieron las preguntas obvias acerca de si el mercado que se proponían crear, funcionaría de hecho, como anunciaban.
Quizá ésa sea la lección más importante del desastre: no hay que lanzarse a una solución del mercado libre si existen serias dudas sobre si ese mercado funcionará. Tanto los análisis económicos como la experiencia británica deberían haber hecho sonar las señales de alarma acerca del sistema de desregulación de California; sin embargo, los entusiastas de las soluciones de libre mercado para todo, desde la prescripción de medicamentos a la educación, desatendieron estas advertencias.

LO IRREAL
18 de febrero de 2001
La traición nunca prospera: porque, bueno...., si prospera, nadie se atrevería a llamarla traición, por suerte, el listón hoy está más bajo. Una versión moderna de este dicho podría ser: la desregulación nunca falla: ¿cuál es el truco? pues que, cuando falla dicen que no se trataba realmente una desregulación.
A primera vista, el bloqueo eléctrico de California constituye una lección objetiva acerca de los riesgos que implica la desregulación. Se suponía que la magia del libre mercado proporcionaría energía abundante, barata y limpia; por el contrario, el Estado no sólo se enfrenta los apagones y a una subida vertiginosa de los precios, sino también a las constantes peticiones de suavizar las normas de calidad del aire. Los únicos puntos luminosos, literalmente hablando, son unas pocas ciudades, Los Angeles entre ellas, que poseen sistemas generadores propios.
No obstante, un coro creciente de voces niega que la desregulación tuviera la culpa. Según lo que parece se está convirtiendo la opinión generalizada: han sido los burócratas entrometidos quienes impidieron que el Estado dispusiera de una desregulación real, pues implantaron, en su lugar, un sistema indefinido que combinaba las características más negativas de los dos sistemas. Es esta una perspectiva conservadora que permite que los auténticos creyentes en la infalibilidad del libre mercado mantengan su fe y, asimismo, que los defensores de la desregulación en otros Estados sigan proclamando eso no puede ocurrir allí.
Bueno...., un examen detenido de la afirmación de que la desregulación californiana no fue real, sugiere que lo que ha sucedido es que la desregulación en verdad se hizo mal, y, por lo tanto, no fueron sus defectos los que causaron la catástrofe.
Para comprender los límites de la desregulación en California, hay que recordar que ésta segregó a las eléctricas en dos segmentos. Los generadores, por lo general pertenecientes a empresas no estatales, producen la energía y la venden al por mayor a las empresas de suministros públicos, que, a su vez, la venden al por menor a los consumidores.
Uno de los puntos en que California no se desreguló totalmente fue en que, mientras se dejaron fuera de control los precios del mercado al por mayor, el Estado siguió fijando los de las empresas de servicios. Eso llevó a que, incluso cuando el déficit de electricidad hacía que los precios al por mayor se dispararan, los hogares y los comercios carecían de un incentivo económico para ahorrar energía, la historia del control de los precios al por menor resulta algo extraña; de hecho, como era una medida transitoria que tenía como objetivo favorecer a las empresas de servicios, permitiéndoles obtener algunos beneficios extraordinarios ante la esperada bajada de los precios al por mayor. Sin embargo, resultó que la rigidez de los precios al por menor dificultó al Estado poder enfrentarse a la crisis.
Sin embargo, ¿habría sido todo distinto si esos precios no se hubieran fijado? Todos los datos indican que, para que se redujera la demanda lo bastante como para acabar con la escasez actual, los precios de la electricidad al por menor, tendrían que experimentar una enorme subida, lo cual sería políticamente inaceptable de hecho, en San Diego, la congelación original de los precios al por menor terminó antes de que surgiera la crisis. No obstante, cuando los precios se triplicaron de pronto en el pasado verano, una tempestad de protestas forzó la imposición de los controles.
Otro aspecto en que la desregulación fue incompleta residión en el hecho de la imposibilidad de que las empresas de suministro firmaran contratos a largo plazo para comprar energía, con la obligación, por el contrario, de comprar electricidad al por mayor en el mercado al contado, de corto plazo. La elevación vertiginosa de los precios en ése mercado ha llevado la quiebra a las empresas de suministro y ha obligado al gobierno estatal a gastarse miles de millones de dólares para mantener el suministro eléctrico. Si las empresas de suministro hubieran contratado el abastecimiento en gran cantidad a precios más bajos, no estarían en quiebra pero aún así perderían dinero.
Aunque los contratos a largo plazo habrían pospuesto el día del ajuste de cuentas financiero, ¿habrían asimismo permitido que hubiera más energía disponible? algunos opinan que sí: en el caso de que gran parte de su producción estuviera contratada a largo plazo, los generadores de energía tendrían menos poder de mercado, es decir, menos incentivos para restringir la producción con el fin de elevar los precios a corto plazo. Los generadores por supuesto, niegan tajantemente que estén haciendo algo semejante, a pesar de las pruebas circunstanciales demuestren lo contrario. Si aceptamos que lo que dicen es verdad, los contratos a largo plazo no habrían hecho nada para evitar el presente déficit energía.
De todos modos, ¿de quien fue la idea de impedir los contratos a largo plazo?. En 1999, varias de las empresas de suministro más importantes solicitaron el derecho a firmar este tipo de contratos. Las asociaciones de consumidores, que al principio ponían reparos, terminaron por aceptar la petición. No obstante, los responsables de la regulación rechazaron la propuesta, sobre todo, debido a que cualquier modificación de las reglas para que se permitiesen esos contratos se encontró con la oposición feroz de los generadores como ya habrán adivinado. Se está creando un mito que muestra a California como una víctima, aunque no de una de desregulación fallida, sino de duros políticos, casi socialistas, que no dieron a la desregulación la oportunidad de funcionar. Bueno, las cosas no ocurrieron así, los defensores de la desregulación deberían dejar de inventarse excusas y examinar con seriedad qué fue lo que salió mal.

EL PRECIO DEL PODER
24 marzo 2001
Bienvenido al Cártel de California. La semana pasada, un informe del operador del sistema independiente que gestiona la red eléctrica de California, hizo una revelación semioficial: la crisis del suministro eléctrico del Estado Dorado es en parte el resultado de la manipulación del mercado que efectuaron las empresas generadoras de energía. El informe sostiene que éstas cobraron a las empresas de suministro del Estado, que distribuye la electricidad a los consumidores, un sobreprecio de más de 6 mil millones de dólares a lo largo de un periodo diez meses.
Es casi seguro que las autoridades federales no le harán caso al informe, pero volveré a esa cuestión enseguida. En primer lugar, necesito aclarar un par de cosas acerca de lo expuesto en el documento. El informe ISO (del operador del sistema independiente), no declara que los generadores de energía participaran en una amplia conspiración, de hecho, yo no debería de haber aplicado la palabra “cártel” en la primera frase a los generadores, no les hizo falta conspirar: la lógica de la situación hizo que a cada empresa le resultará muy fácil, casi irresistible, manipular de forma individual el mercado. En efecto, para pensar que los generadores no actuaran de ese modo habría que suponerle santos o pésimos negociantes, puesto que tendrían que haber hecho caso omiso de una oportunidad evidente de incrementar sus ganancias.
Imagínense la situación: estamos en un verano caluroso y el mercado de la electricidad en California es muy rígido. Si usted es una de las grandes empresas que venden electricidad al por mayor seguramente se le ocurrirá lo siguiente: ¿qué pasaría con los precios si una de mis centrales eléctricas sufriera una avería? Y cuando las empresas ponen en práctica esa ocurrencia.......bueno, ya pueden figurárselo........
Es importante, asimismo, percatarse de que la acusación de que las eléctricas estaban reteniendo la producción de electricidad, con el fin de incrementar los precios, no salió de la nada cuando se produjo la crisis; no se trataba de un caso en que los políticos, de pronto, se pusieran a buscar un chivo expiatorio, al contrario, los economistas estaban agitando la bandera roja, advirtiendo ante la posibilidad de que se manipulara el mercado, mucho antes de que los infortunios californianos llegaran a los titulares. De hecho, algunos economistas expresaron su preocupación sobre el asunto, antes de que se llevará a cabo la desregulación en California: existían pruebas claras de que el poder de mercado ya representó un problema al Reino Unido, pues allí se empezó a llevar a cabo la desregulación y la privatización, años antes de que ese proceso llegara a Estados Unidos.
Además, las pruebas resultantes de las investigaciones siguieron acumulándose, poco antes de que el ISO presentara su informe, los economistas Joskow y Kahn divulgaron un estudio que revelaba que habían encontrado pruebas significativas que demostraban que el ejercicio del poder del mercado desempeñó un papel importante la elevación de los precios de la electricidad durante el pasado verano.
Los autores no son de izquierdas, ni siquiera se oponen a la desregulación, procuraban sencillamente analizar los hechos de una manera objetiva, lo que les llevó, de forma casi irrefutable, a la conclusión de que la retención intencionada de electricidad para incrementar los precios había desempeñado un papel importante en la crisis de California.
Con todo, existen razones para pensar que el Gobierno de Washington hiciera oídos sordos a esos análisis tal como el viernes exponía en un artículo este periódico la comisión reguladora de la energía (FERC) que supuestamente debería actuar como el perro guardián nacional de la industria energética, y en los últimos tiempos se asemeja más bien a un perrito faldero. Me impresionó, sobre todo, el hecho de que el equipo de la comisión federal reguladora de energía descubriera que las empresas energéticas poseían la capacidad potencial de ejercer poder de mercado, si bien no pudo concluir que, en efecto, lo habían utilizado. Como ya he dicho, estos generadores de energía habrían de ser santos o pésimos negociantes.
¿Qué deberían estar haciendo los legisladores? Soy escéptico con la propuesta de obligar a los generadores a pagar altas multas; no está claro que sea posible descubrir qué empresa fue la responsable del problema y tampoco de qué porcentaje del mismo o incluso, demostrar que los generadores estuvieran haciendo algo ilegal. Lo que la comisión federal reguladora de la energía sí puede hacer, es imponer a los precios al por mayor un tope transitorio. Eso limitaría el daño financiero de California; actualmente el gobierno estatal se gasta más de mil millones de dólares al mes en subsidios para la compra de electricidad. Asimismo, en un mercado en que el ejercicio de poder del mercado representa factor importante, el tope del precio al por mayor podría, en efecto, elevar el suministro, puesto que las empresas de energía ya no tendrían el incentivo de retener la electricidad para elevar los precios.
Sin embargo, eso no va a ocurrir, échese la culpa al reflejo ideológico del libre mercado o a la influencia política de las eléctricas (muchas de las cuales tienen su sede, cómo no, en Tejas). Cualquiera que sea la razón es difícil imaginarse un gobierno menos proclive a solidarizarse con la situación de California, que el que ostenta el poder en estos momentos, y ésta indiferencia enfada a los californianos, así es como debe ser.

EL LOBO REAL
29 de abril de 2001
Hace poco recibí una carta de un economista al que respeto, en la que me regañaba por mis artículos al estilo de Raph Nader sobre la crisis energética de California. No podía creerse que la manipulación del mercado realizado por las empresas energéticas pudiera ser un asunto importante; tenía la impresión de ser el tipo de cosa que se oye a los que tienen reflejos izquierdistas, que echan la culpa de todos los problemas a los codiciosos capitalistas, tanto si se trata de la pobreza del Tercer Mundo, como de los alquileres excesivos. La izquierda ha gritado tantas veces ¡que viene lobo!, que las personas sensatas han aprendido a no hacer caso de ese tipo de afirmación.
Sin embargo, ahora ha llegado un lobo de verdad y su comportamiento voraz está causando estragos terribles en nuestro Estado más populoso, si bien nadie se lo quiere creer.
Es cierto, que California habría tenido cortes de energía eléctrica veraniegos aunque la desregulación no se hubiera producido, además, incluso si existiese una competencia viable en el mercado de la electricidad al por mayor, los precios en ese mercado sufrirían subidas acentuadas en los momentos de máxima demanda con lo que transferiría miles de millones de dólares de los contribuyentes, o de los consumidores, a los generadores de energía.
No obstante, los indicios de que hoy no existe una competencia factible en el mercado energético de California son abrumadores, como también lo son los de que la actitud de los generadores “de jugar con el sistema” ha magnificado notablemente la crisis. El punto clave es que California, en cierto modo, ha permanecido la situación déficit casi continuo de electricidad con unos precios al por mayor extremadamente altos, con independencia del nivel de la demanda. Una serie interrupciones ha mantenido, de forma muy conveniente y, muy rentable, el mercado eléctrico con falta de suministro, incluso durante los periodos de baja demanda, cuando tendría que haber existido un gran exceso de capacidad.
Tal como ha señalado Wolak, economista de Stanford que también asesora a la red eléctrica del Estado de California, una interrupción del suministro en una central eléctrica es algo muy parecido a lo del empleado que llama a su jefe diciendo estar enfermo. No se puede saber si está realmente enfermo o si decidió tomarse el día libre, aunque pueden buscarse pruebas circunstanciales. Estas han convencido a Wolak de que los generadores utilizan las interrupciones forzadas del suministro de manera estratégica, para retirar capacidad mercado, punto de vista compartido por un número creciente de investigadores.
Lo que nos lleva al último movimiento de la comisión reguladora de la energía (FERC). El miércoles, ésta decidió ofrecer, en apariencia, algún alivio a California, y estableció nuevos precios máximos para el mercado eléctrico del Estado. Digo en “apariencia” porque, cuanto más se analiza el plan, menos parece que pueda ser de alguna ayuda. En efecto, la medida se aprobó por dos votos contra uno, siendo el voto en contra del único comisionado, Massey, que se había mostrado favorable a las demandas de control de precios, quien argumentó que resultaría ineficaz. Qué tiene de malo el plan de la FERC. En primer lugar, sólo poner topes a los precios en condiciones de emergencia, pasando por alto el hecho de que los precios de la electricidad se han mantenido a una altura difícilmente explicable, incluso cuando no existía ninguna emergencia. El plan, de hecho, está diseñado como si el mercado eléctrico fuera realidad competitivo, pese a todas las pruebas en contra.
En segundo lugar, hasta esos topes de emergencia se encuentran repletos de agujeros que ofrecen amplias oportunidades para lo que de denomina el lavado de megavatios: la energía se vende a empresas asociadas que, por una razón u otra, están exentas de los controles de precios (por ejemplo, los controles no se aplicarán a las importaciones desde los Estados vecinos), y luego se vende "de nuevo" en el mercado de California. Severin Borenstein del instituto energía de la universidad de California, añade que, como los precios permitidos dependen del costo de producción de la central menos eficiente, los generadores tendrán una evidente incentivo para producir con ineficiencia: “Preveo que nos encontramos con algunas centrales de las que nunca habíamos oído hablar antes y que de pronto estarán funcionando otra vez, y que serán ineficientes en grado sumo”.
El veredicto general parece ser que no se trata de un plan serio. Existen propuestas que sí lo son, en efecto, el otoño pasado, Wolak presentó una que fue bien recibida por otros expertos, pero la FERC las ha descartado todas.
La interpretación caritativa es que la FERC todavía no ha entendido la situación y que, sencillamente, no puede creerse que, esta vez, el lobo es real. La poco caritativa es que la medida de la semana pasada tenía como finalidad fracasar y considera el plan de la comisión como un gran ejercicio de simulación sin sustancia... un movimiento temporal muy inteligente por parte del gobierno para desviar cualquier repercusión política del desastre que se avecina.
Cualquiera que sea la explicación, el hecho es que la FERC y el gobierno aún tienen que ofrecer a California una buena solución.


ENCENDER CALIFORNIA
27 de julio 2001
Se suponía que esos californianos flojuchos, con todo su “rollo” sobre la conservación y su hostilidad hacia la gran energía, se pasarían este verano sudando a mares en la oscuridad, sin embargo, los acontecimientos no están siguiendo el guión. El verano ha comenzado, pese a lo cual el suministro eléctrico ha sido adecuado, y además los precios han sido bastante razonables. En efecto, los últimos días la electricidad al por mayor, que llegó venderse a 750 dólares el megavatio/hora, el pasado año durante esa misma estación, se ha puesto a menos de 100 dólares y en ocasiones a menos de 50.
Todos somos reacios a comentar esta buena nueva, por miedo a que decir algo optimista se convierta en una profecía contraproducente. Todavía es posible que las cosas vayan bastante mal, con todo, el contraste entre las terribles expectativas del cuadro relativamente benigno hasta el momento, exige una explicación.
Una razón importante para la mejora experimentada en la situación energética de California, se encuentra en el ahorro energético, si tenemos en cuenta las temperaturas, los consumidores californianos están gastando este verano entre un 5 y un 10% menos de electricidad de lo esperado.
Otra razón es la caída brusca del precio del gas natural, un hecho que tiene gran importancia en los costes de producción de energía, enseguida hablaremos más de ello.
El factor más importante en el giro que ha experimentado la situación, sin embargo, es que las centrales eléctricas del Estado están otra vez funcionando. En marzo, con los aparatos de aire acondicionado apagados, debería haber existido mucha capacidad de producción de reserva. Pero alrededor de 15.000 megavatios, un tercio de la capacidad del Estado, misteriosamente no se encontraba disponible. Ahora la capacidad no conectada es inferior a 4.000 megavatios.
¿Por qué han vuelto funcionar las centrales eléctricas estatales? Más concretamente, ¿por qué no funcionaron cuando el Estado necesitó desesperadamente energía, y los precios estaban mucho más elevados que ahora?.
Numerosos economistas aceptan en estos momentos la respuesta incómoda: los generadores sustrajeron electricidad al mercado de forma deliberada con el fin de subir los precios todavía más. Hasta hace poco, las pruebas en favor de esa manipulación del mercado eran puramente circunstanciales; no obstante, ahora las declaraciones de primera mano de antiguos empleados de una planta generadora las han reforzado.
Entonces, ¿por qué cesó la manipulación del mercado? En este momento, los generadores venden gran parte su producción a través de contratos a largo plazo con el Estado, lo que reduce su incentivo para que eleven los precios en el mercado a corto plazo. Sin embargo, la razón principal es, con toda probabilidad, que la intensa vigilancia pública, que culminó en la reciente decisión de regular en el ámbito federal la imposición de topes a los precios, ha convertido a los generadores de que es preferible portarse bien. (Es posible que los detalles de los precios máximos resulten menos importantes que la demostración de que los responsables de la regulación están dispuestos, al fin, a regular algo)
La historia del gas natural es semejante. El pasado año, El Paso Gas Natural, que controla uno de los gasoductos fundamentales que abastecen a California, arrendó una buena parte de la capacidad del mismo a su propia filial de comercialización. Esa filial ha sido objeto de reiteradas denuncias que la acusan de utilizar su control para retirar gas del mercado californiano, lo cual eleva los precios. La empresa niega esa acusación, alegando que un documento interno que se refiere a la “capacidad de influir en el mercado físico, para beneficio de cualquier posición financiera marginal” no quería decir lo que decía. No obstante, cuando el arrendamiento expiró a principios este mes, los precios del gas en California descendieron enseguida un 50%.
De ese modo, parece que lo peor ha pasado antes de lo que todos esperaban. Una ola de calor todavía puede ocasionar una cadena de apagones. Sin embargo, el tiempo está de parte de California; nuevas centrales eléctricas empezarán a funcionar dentro de unas semanas, y muchas otras lo harán a lo largo de los próximos 18 meses.
El gran perdedor de todo éste asunto, pues siempre hay alguien que sale herido, incluso por la buenas nuevas es, por supuesto Dick Cheney el arquitecto del plan adjetivo de perforar y quemar del gobierno Bush.
Recuerdese que Cheney en su momento descartó con desprecio la conservación de la energía como un mero signo de virtud personal, y criticó con acritud a los que estaban a favor del control de precios. Ahora, la situación, de pronto, empieza a mejorar, en parte, a causa de la conservación y en parte por el control de precios y la amenaza de una mayor intervención gubernamental, han frenado la manipulación del mercado por parte de los productores de la energía.
En otras palabras, ha resultado que Cheney que se enorgullece de su mentalidad realista, ingenuamente, no tenía contacto con la realidad, y que los auténticos realistas eran esos tontos que pensaban que California podía solucionar su crisis ahorrando energía y demandando a los productores.

ENRON SE PASA DE LA RAYA
17 de agosto de 2001
Los dioses, aquellos a quienes destruyen, los ponen primero en la portada del Business Week. Cuando la edición del 12 de febrero la revista publicó la foto de Skilling en su portada, se supo que estaba a punto de pasar algo malo, tanto a Enron como a su nuevo ejecutivo jefe. Tanto es así, que el martes, Skilling dejó el cargo por “razones personales”. Al día siguiente, admitió que la más importante de ellas fue la caída del 50% que había experimentado la cotización de las acciones de Enron desde enero.
¿Se trata sólo de un caso más de expectativas extravagantes que se frustran, el tipo de historia que se ha convertido en demasiado común en los últimos tiempos?. No, el caso tiene una significación más amplia, Enron, con sede en Houston, se encuentra en la vanguardia de un poderoso movimiento que espera "financializar" prácticamente todo, es decir, comerciar con casi todo como si de opciones sobre acciones se tratara.
El movimiento concierne tanto a la política como a los negocios y la empresa no se ha inhibido a la hora de usar sus conexiones políticas para lograr sus objetivos. Con la llegada de Bush a la Casa Blanca, gracias en parte a Enron, importante impulsor oculto de su campaña, el límite pareció situarse en el cielo.
No obstante, la "financialización" se asemeja cada vez más a un movimiento que ha ido demasiado lejos. Enron era, en un principio, una empresa de transporte de gas natural sujeta, al igual que todas las demás de ese tipo, a la ajustada camisa de fuerza de la regulación, sin embargo, a mediados de la década de 1980, se liberalizó el mercado del gas y Kenneth Lay, que entonces era el ejecutivo jefe y ahora vuelve a suceder a Skilling, vieron en ello una gran oportunidad.
De una empresa que suministraba gas transformó Enron en una que comerciaba con los contratos financieros; tal como lo expresó en Business Week, Enron se convirtió en una empresa más próxima a Goldman Sachs que a Consolidated Edison. Se transformó en la principal referencia del mercado de la nueva y desregulada la industria del gas natural; dado que la desregulación funcionó bien para el gas, que se muestra cada vez más como el carburante de elección del país, el nuevo papel de Enron resultó muy rentable.
Después del gas, vino la electricidad, a medida que la desregulación hacía furor en todo Estados Unidos, Enron asumió un papel clave como corredor de electricidad al por mayor, en poco tiempo, la empresa buscaba nuevos mundos que conquistar: el abastecimiento de agua, el ancho de banda y los cables de fibra óptica en comunicaciones, el almacenamiento de datos e incluso los espacios publicitarios.
Entonces las cosas empezaron a ir mal, Enron abandonó su actividad en el mercado del abastecimiento de agua, cuando quedó claro que los gobiernos estatales se mostraban reacios a confiar una materia tan estratégica a la magia de la mano invisible. Los escépticos, además, encontraron una buena justificación a su falta de fe cuando la desregulación de la electricidad, que se presumía iba ser una historia de éxito seguro, descarriló de forma espectacular en California.
Los verdaderos creyentes insisten en que la crisis energética del 2000 al 2001, que traspasó decenas de miles de millones de dólares del bolsillo de los contribuyentes a las empresas generadoras de energía y, asimismo un buen bocado a Enron, no constituyó una condena a la desregulación, pues todo fue culpa de los políticos entrometidos, que no permitieron funcionar al mercado. Sin embargo, esa afirmación no resulta demasiado creíble, sobre todo porque no es verdad. La auténtica lección de la catástrofe de California fue que la inquietud que, en un principio, condujo a la regulación, el poder del monopolio y la amenaza de la manipulación del mercado, tiene todavía hoy un fundamento real.
Los gobiernos estatales y locales, alertados por lo que ocurrió en California, van a ser de ahora en adelante, mucho más cautelosos con respecto a la desregulación. Existe, incluso, un movimiento para volver a regular el mercado de la electricidad. Eso da menos oportunidades a Enron, pues la cotización de sus acciones depende de las expectativas de encontrar nuevas Californias que conquistar.
Por supuesto, las personas que Enron puso en la Casa Blanca todavía están ahí, y parecen no haber aprendido nada de lo que sucedió en California. Es verdad que, en ocasiones, el gobierno Bush cede en sus principios de libre mercado; cree, por ejemplo, que los productores de energía necesitan fuertes subsidios, aunque las carencias que se supone que esos subsidios habrían de corregir se hayan vuelto imaginarias (un reciente artículo de portada de Barron’s advertía acerca del próximo exceso energía). Pero, por otra parte, la fe guebernamental en la total desregulación de los mercados no presenta fisuras. El nuevo presidente de la comisión federal reguladora de la energía, la agencia de control que, llamativamente, se negó a ejercer su papel en California es, como ya habrán adivinado ustedes, un tejano con estrechos lazos con la industria energética. Asimismo, el gobierno sigue creyendo que la "financialización" es la forma adecuada de proceder respecto prácticamente todo, desde los certificados escolares a la Seguridad Social.
Pero se equivoca, y esperemos no necesitar de una concatenación de catástrofes para aprender que existen límites a lo que los mercados pueden hacer.

EL CHICO GORDO Y FUMADOR
10 de mayo de 2002
Comencemos con un viejo chiste: un granjero oye ruidos sospechoso en el gallinero, ¿Quién anda ahí? pregunta, “nadie sólo nosotras, las gallinas” contesta el ladrón; satisfecho el granjero vuelve a acostarse.
Esto sintetiza el comportamiento de los responsables federales de la regulación durante la crisis de la electricidad en California. Como vengo señalando desde hace más de un año, existen fuertes pruebas circunstanciales de que la manipulación del mercado tuvo un papel clave en la situación que dió. Las empresas energéticas tenían el motivo, los medios y la oportunidad para causar una subida vertiginosa los precios. Además, la crisis manifestó puso de manifiesto las características que serían de esperar en el caso del que la manipulación del mercado estuviese desempeñando un papel importante: gran parte de la capacidad del Estado en generar energía permaneció sin utilizar, incluso cuando los precios al por mayor subieran 50 veces más de lo normal.
Sin embargo, los funcionarios federales, de Bush para abajo, no ofrecieron a California mas que sermones sobre las virtudes del libre mercado. La comisión federal reguladora de la energía (FERC), que se supone vigila este tipo de cosas, no encontró pruebas de juego sucio.
En esencia, la comisión preguntó, como en el chiste, a las empresas eléctricas si estaban manipulando el mercado ¿quién, nosotros?, contestaron ellas, y eso fue todo. Mi estudio favorito de la FERC descubrió que las empresas energéticas tenían la capacidad para ejercer el poder del mercado, y que les sería rentable hacerlo, aunque no existieran pruebas de que, en efecto, lo hubieran hecho. ¡Esos directivos de la energía deben ser unos chicos fabulosos!.
Lo significativo de las pruebas indiscutibles que constituyen los memorandos de Enron que salieron a la luz hace unos días, demuestran cómo eran en realidad esos directivos de las empresas energéticas. Resulta que Enron, en efecto, amañaba el mercado utilizando estratagemas bautizadas con nombres tan astutos como Chico Gordo, Estrella de la Muerte y Llama al Retaco, ¿quién dijo que los negocios no puede ser divertidos?
Esos memorandos se hicieron públicos pese a la determinación evidente de la FERC de no encontrar nada malo en su investigación. Sabemos que, en efecto, el gobierno Bush permitió a Enron escoger a los miembros de la comisión. Tal como lo expresó un funcionario de California: “La FERC es como un padre que no quiere creerse que su hijo adolescente va por mal camino. Los documentos son significativos, porque equivalen a encontrar en la mochila del chico un diario, en el que dice: Robé en la tienda de bebidas”.
El gran riesgo, en este momento, es que esto se trate como un asunto que concierne únicamente a Enron. Sería una equivocación: Enron era más un comerciante que un productor de energía, y como tal sólo podría haber ejercido un efecto limitado sobre los precios. La cuestión principal implica la manipulación del mercado por numerosos productores. Los datos circunstanciales que apuntaban hacia la manipulación son abrumadores. Y si todavía no han salido a la luz memorandos comprometedores, ¿a qué estamos esperando? El caso Enron demuestra lo fácil que les resulta a las empresas borrar sus huellas, sobre todo cuando los responsables de la regulación están de su parte. Si Enron no hubiera perdido su influencia, a causa de la quiebra, es seguro que nunca habíamos oído hablar de Chico Gordo y Estrella la Muerte.
No obstante, hay un aspecto que es especifico de Enron en este caso. Es posible que yo haya cometido una injusticia con Thomas White, secretario del ejército, que dirigió Enron Energy Services, un departamento al que se utilizó, ante todo, para generar beneficios fraudulentos, o así lo pensé, mediante el inflado del valor de las acciones de la empresa. Sin embargo, ha resultado que ese departamento desempeñó también otra función: la de crear transacciones comerciales de energía ficticias, y así elevar los beneficios reales de Enron a expensas del Estado de California. ¿Por qué razón concreta sigue White en su cargo?
Lo que en verdad me molesta de este asunto, con todo, no es el comportamiento de las empresas energéticas. Ni siquiera la actitud del gobierno Bush, a pesar de que este no sólo se mostró indolente mientras se robaban alrededor de 30 mil millones de dólares al Estado de California, sino que también explotó con desvergüenza la miseria del Estado para promocionar su propio plan energético, por completo irrelevante. Ahora, por supuesto, ese mismo plan energético es esencial para la guerra contra el terrorismo.
No, lo que realmente me fastidia es la posición que tantos analistas políticos y de negocios adoptaron: que la catástrofe de California no demuestra nada acerca de los riesgos del arte regulación y los peligros de tanto amor al libre mercado. Defienden que la culpa fue de la propia California, por haber creado un sistema defectuoso: una palabra maravillosamente vaga, que sirve para rehuir la necesidad de explicar lo que ocurrió en realidad. De hecho, el principal defecto consistió en que el sistema no contenía los dispositivos necesarios para evitar la manipulación del mercado estoy seguro asimismo, que se procurará con determinación pasar por alto incluso estas últimas revelaciones. Al fin y al cabo, ¿por qué permitir que los hechos se interpongan en el camino de una teoría tan hermosa y políticamente conveniente?

A PLENA LUZ DEL DÍA
27 de septiembre 2002
Usted es una de las grandes empresas que venden electricidad al por mayor. Seguramente se le ocurrirá lo siguiente: ¿qué pasaría con los precios si una de mis centrales eléctricas sufriera una avería? Y, cuando las empresas ponen en práctica ésa ocurrencia... bueno, ya se lo pueden figurar ustedes.
Escribí en el mes de marzo de 2001, cuando la crisis del suministro eléctrico de California se encontraba en su apogeo. Incluso entonces los expertos con los que hablé, economistas que habían seguido de cerca la situación, y tenían amplitud de miras, pensaban que las empresas energéticas estaban creando la escasez de suministro eléctrico de forma deliberada. No obstante, sólo en las últimas semanas, tras una serie de informes y sentencias irrecusables, la opinión general ha aceptado lo obvio a regañadientes.
En eso consiste el auténtico misterio de la crisis de California: ¿cómo es posible que se roben 30 mil millones de dólares a plena luz del día?
Es cierto que siempre fue difícil precisar los actos concretos de manipulación del mercado, Wolak de Stanford hace la analogía entre las empresas tecnológicas y el empleado que llama una y otra vez para decir que está enfermo: la pauta es evidente, a menos que se coja simulando una dolencia será difícil probar que está fingiendo.
Sin embargo, las pruebas empiezan a acumularse. Primero surgieron esos memorandos de Enron. Luego la comisión de suministros públicos de California determinó que la mayor parte de los apagones que el Estado padeció entre noviembre 2000 y mayo 2001 no ocurrieron debido a que la capacidad generadora de electricidad fuera insuficiente, sino a que las grandes reservas energéticas mantuvieron fuera de servicio gran parte de su capacidad productiva. Más recientemente, un juez de la comisión federal reguladora de la energía ha fallado que El Paso Corporation utilizó el control que poseía sobre un gasoducto clave para generar una escasez artificial de gas natural.
Pero ¿por qué las empresas de energía pensaron que podían salirse con la suya? Una respuesta quizá sea que los presuntos malhechores son grandes contribuyentes del Partido Republicano. Algunos analistas han sugerido que las empresas de energía se sintieron libres de manipular el mercado porque creían que habían comprado la protección de la regulación federal; los que piensan en conspiraciones señalan que la falta severa de energía comenzó justo después de las elecciones del 2000, y terminó cuando los demócratas obtuvieron el control del Senado.
Los responsables federales de la regulación seguramente daban la impresión de estar decididos a no ver ni oir nada malo, y por encima de todo, a no revelar los indicios del mal a los funcionarios estatales.
Un fallo anterior de la FERC sobre El Paso era, de acuerdo con muchos observadores, un encubrimiento de faltas. En otro caso, AES/Williams fue acusada de cerrar plantas generadoras, lo que obligó al sistema energético a comprar energía a otras unidades de la misma empresa, a unos precios mucho más elevados.
En abril de 2001 la FERC y Williams alcanzaron un acuerdo según el cual la empresa devolvió los beneficios adicionales, si bien sin pagar multa alguna, y la FERC ocultó la prueba. La semana pasada la CBS News informó que “los responsables federales de la regulación tienen grabaciones de la sala de control de energía que prueba que los comerciales de Williams Energy llamaron a los operadores de la central y le dijeron que cortaran el suministro. El Gobierno, en un acuerdo secreto ¿el mismo acuerdo?, selló las cintas, y todavía se niega hacerlas públicas”.
Si eso es cierto, la FERC cogió por lo menos a una empresa flagrante delito, en plena crisis, en un momento en que los funcionarios del Estado de California rogaban a la comisión que actuara, y después encubrió el hecho. Sin embargo, el episodio ha tenido poca repercusión pública.
Por alguna razón, nunca ha estado de moda hablar de lo que realmente sucedía California. Cuando la crisis estaba en el peor momento, la mayoría de los comentaristas se atuvieron a un argumento que culpaba a los burócratas entrometidos, y no a las empresas que se estaban beneficiando de la situación. Cuando la crisis terminó, el asunto de pronto se volvió viejo.
Tal vez nuestra fe nacional en el mercado libre sea tan fuerte que, sencillamente, a la gente no le apetezca hablar de un caso en el que el mercado se comportó especialmente mal. No obstante, todavía me intriga la falta de atención que se prestó no sólo al desastre, sino también a los indicios de encubrimiento. Al fin al cabo, este fue el caso más llamativo de abuso de poder del mercado desde los días de los magnates ladrones, y los federales no hicieron nada para ponerle freno.
Asimismo, si la FERC se portó un modo extrañamente ineficaz durante la crisis de California, ¿qué podemos esperar otras instituciones? En todo el gobierno, desde del departamento del interior y el servicio forestal, hasta la agencia de protección ambiental, los antiguos miembros de los grupos de presión de las industrias reguladas están hoy posiciones clave, y se muestran poco inclinados a crear problemas a sus antiguos y futuros empleadores.
Por consiguiente, pasamos por alto la experiencia de California por nuestra cuenta y riesgo, es muy probable que sea representativa de lo que está por venir.

DELIRIOS DE PODER
28 de marzo de 2003
Se consideraban asimismo realistas decididos, y tenían a los que dudaban como unos llorones confusos. Acallaron a los que cuestionaban sus premisas, a pesar de que entre los escépticos se incluían muchos de los analistas del propio gobierno. Se mostraban totalmente seguros y, sin embargo, con una rapidez asombrosa, todo lo que dijeron resultó ser pasmosamente erróneo.
No, si no me refiero la guerra; hablo del grupo de trabajo sobre la energía que Dick Cheney dirigió en 2001. Con todo, algunas semejanzas inquietantes existen entre los dos temas. En estos momentos, los analistas políticos se preguntan cómo Cheney que predijo, muy seguro, que “recibirían como libertadores” a nuestros soldados pudo haberse equivocado tanto. Sin embargo, un nuevo informe devastador acerca de la de la crisis energética de California no recuerda que Cheney se mostró igualmente seguro, e igualmente equivocado, con relación a estos asuntos.
En la primavera de 2001 las luces se apagaban a lo largo de toda California. Había apagones parciales y totales, y el precio de la electricidad subió vertiginosamente. En plena crisis, se convocó al grupo de trabajo de Cheney. El grupo concluyó, en síntesis, que la crisis energética era un problema de largo plazo causado por los burócratas entrometidos y los malditos ecologistas al no permitir que las grandes empresas hicieran lo que tenía que hacer. ¿La solución? Recortar las normas medioambientales y proporcionar subsidios de miles de millones de dólares a la industria de la energía.
En el camino, Cheney descartó burlonamente el ahorro energético como un simple “signo de virtud personal”, y desdeñó a los funcionarios californianos que reivindicaban el control de los precios y afirmaban que la manipulación del mercado estaba exacerbando la crisis. Para ser justos, casi todos, tanto en la política como en los medios de comunicación, compartían la actitud de desprecio de Cheney en este último, y sí, es cierto que me doy palmaditas en la espalda por haber tenido razón, pues ahora sabemos que Cheney estaba equivocado en todo lo que dijo.
De hecho, la crisis energética en California no tenía nada que ver con las restricciones medioambientales, aunque sí mucho con la manipulación del mercado. En 2001, las pruebas de esa manipulación eran meramente circunstanciales. Sin embargo, ahora contamos con un nuevo informe de la comisión federal reguladora de la energía, que hasta estos momentos había descartado las acusaciones de manipulación del mercado, ya no: el nuevo informe concluye que ésta ocurrió de forma generalizada, y proporciona una montaña de pruebas directas, que incluyen conversaciones telefónicas, correos electrónicos y documentos internos. Ya no cabe duda: la escasez de energía en California fue en gran parte artificial, y las empresas eléctricas la causaron con el fin de elevar los precios y sus beneficios.
¡Ah! y ¿qué acabó con la crisis? Los factores fundamentales fueron el ahorro energético y el control de precios. Entretanto, ¿qué pasó con esa escasez de capacidad a largo plazo, que había hecho necesario que se recortaran las normas de protección medioambiental y que se proporcionaran grandes ayudas financieras a las empresas? Meses después de hacerse público el informe de Cheney, los analistas bursátiles rebajaban las valoraciones de las empresas energéticas, debido a su exceso de capacidad de producción a largo plazo.
En resumen, Cheney y sus decididos realistas hablaban de forma engañosa: su informe describía un mundo de fantasía que no tenía relación con la realidad. ¿Por qué se equivocaron tanto?
Una respuesta es que Cheney se aseguró que su grupo de trabajo sólo incluyera nombres que pensaban de un modo semejante: hasta donde podemos decir, no consultó con nadie, excepto con los ejecutivos de las empresas energéticas. Por consiguiente, el grupo de trabajo estaba sujeto a la que los militares denominan “amplificación incestuosa”, es decir, “una condición de la guerra en la que sólo se escucha a los que ya se encuentran en una situación de estrecha concordancia, lo que lleva a que se refuercen las creencias establecidas y se cree una situación propicia para los cálculos equivocados”.
Otra respuesta es que Cheney, en esencia, recibió consejo de cómo terminar con la crisis energética de las mismas empresas que la habían creado, para su diversión y beneficio. Sin embargo, ¿conocía él la broma?
Es posible que nunca sepamos lo que en verdad ocurrió en el grupo de trabajo, dado que el gobierno Bush ha ido extraordinariamente lejos para impedir que lo descubramos. Al principio, la oficina general de contabilidad, apartidaria, que se supone debe actuar como un vigilante interno, parecía decidida a ahondar en el asunto. No obstante, después de las elecciones de mitad del mandato, según el boletín, The Hill, los congresistas republicanos abordaron al presidente de la institución y le amenazaron con recortar el presupuesto si no se volvía atrás.
He ahí donde se encuentra la moraleja más amplia. En los últimos dos años, Cheney y otros altos funcionarios se han equivocado una y otra vez, con respecto a la energía, la economía y el presupuesto. Sin embargo, la presión política los ha aislado de toda consecuencia adversa. Por tanto, ni ellos ni el país aprenden de sus errores que, desgraciadamente van en aumento.

12 septiembre 2006

Generación distribuida (1)


Gregorio Gil

Realizaremos inicialmente una breve revisión de las tendencias de la industria energética actual, tanto desde el punto de vista regulatorio (internacional), como económico y técnico de lo que presenta la energía distribuida como un negocio que está ya llamando a la puerta. Debido a la omnipresente y atrincherada posición de las empresas eléctricas, tanto en los Estados Unidos como en otros países, este desarrollo no siempre tiene lugar en un ámbito de abierta competencia. Las fuerzas creadas por el actual sistema eléctrico continúan ejerciendo una notable influencia en nuestras percepciones de que sean posibles ambos tipos de suministradores y consumidores. El término generación distribuida se define como aquellas tecnologías que obtienen energía eléctrica por debajo de 10 MW y que pueden estar situadas cerca de la carga que sirven. Debería ser un aspecto a no olvidar por las Administraciones en sus distintos niveles, ya que contamos con una fuente de producción de energía eléctrica y de produccion de calor y frio que abre nuevos horizontes a los grandes monopolios internacionales que se terminarán configurando si no lo impedimos.

No todas las tecnologías a pequeña escala están incluidas en este estudio. La hidráulica y la eólica se han considerado demasiado dependientes del combustible (su localización está dictada por la disponibilidad previa de agua o de aire en movimiento para poder ser consideradas como auténtica generación distribuida al menos de forma exclusiva).

1 PRODUCCION DE ELECTRICIDAD: DISTRIBUIDA - CENTRALIZADA

La generación distribuida no es un concepto nuevo. De hecho, hasta que la electricidad fuera introducida como una alternativa comercial, la energía históricamente la proporcionaba el vapor, la hidráulica, el calentamiento y enfriamiento directo y la luz, toda la energía era producida cerca del dispositivo o servicio que requería dicha energía.

Desde su concepción como industria, la electricidad ha competido con el gas para conseguir clientes. De hecho, la iluminación mediante arco eléctrico, a mediados del siglo XIX, reemplazó a los sistemas de gas más baratos pero más volátiles que se abastecían de gas ciudad una mezcla de hidrógeno e hidróxido de carbono. El sistema de suministro de gas, fue el primer sistema centralizado de la moderna industria de la energía, producido inicialmente en las cercanías del cliente y posteriormente almacenado en grandes gasificadores. Hacia los 1870 el gas fue transportado en tubería a través de las principales ciudades de los Estados Unidos y Europa.

Las economías de escala hicieron posible los sistemas de iluminación municipales, sin embargo existían numerosos problemas, la luz era pobre y el enorme calor gastado hacia que las habitaciones fueran humeantes y, a veces, excesivamente calientes, despejando así el camino de una alternativa mas limpia y fría dentro del mercado; la electricidad.

Edison creo el primer sistema municipal, imitando la industria de iluminación por gas llevando su energía hasta filamentos incandescentes, en lugar de emplear un quemador de gas. La misma reducción en costes de capital por unidad de potencia generada se aplicó a la electricidad como anteriormente se hiciera con el gas, continuando así la inexorable tendencia a una centralización en la generación, distribución y gestión de la energía.

Inicialmente, las empresas eléctricas se establecieron en territorios abiertos sin servicios, garantizando así monopolios de hecho. Los sistemas fueron aislados, sin conexión con otras empresas eléctricas. A finales de 1920, sin embargo, las redes eléctricas se unieron unas con otras y la interconexión ofreció evidentes ventajas (compartir la cubrición de cargas pico, y energía de respaldo) Durante los años 20, la financiación de tales aventuras de respaldo fue relativamente sencilla, hasta el crash de Wall Street en el 20. La ley de Public Utility Holding Companies de 1934 reconoció como elementos públicos la electricidad, el gas, el agua y el teléfono imponiendo limitaciones a las empresas que suministraban tales servicios.

La edad de oro de la regulación no ha sufrido cambios sustanciales hasta que han pasado 60 años.

Los avances tecnológicos no fueron reservados, sin embargo, para operaciones a gran escala. Las pilas de combustible se desarrollaron inicialmente para los viajes espaciales, y las turbinas de gas aeroderivadas fueron utilizadas inicialmente en la impulsión de los aviones a reacción impulsando finalmente a las turbinas utilizadas en aplicaciones estáticas. El seguimiento de una senda blanda, con economías sostenibles ambientalmente produjo la ingeniería solar y los sistemas fotovoltaicos. Los avances paralelos en comunicaciones y en microprocesadores “edad digital” creó la supervisión y las arquitecturas de servicio para esta nueva generación de suministradores de energía. La clave en todo ello, el cambio en las economías de producción en masa que se ven reemplazadas, proporcionando así un nuevo paisaje a la energía.

1.1 REESTRUCTURACION REGULATORIA

El cambio intensivo del sistema regulatorio norteamericano en las empresas eléctricas y de gas natural dio comienzo con la Energy Policy Act de 1992, la cual requirió líneas de conexión interestatal, solicitando todos los propietarios de líneas de transmisión plantando tarifas de acceso-abierto. Cada generador cualificado de electricidad afiliado a una empresa de utilidad o independiente pudo tener acceso a las líneas de transporte de energía eléctrica. El objetivo de estas iniciativas a nivel federal fue crear unos mercados eléctricos competitivos. No debemos olvidar que el fin último de un mercado competitivo es finalmente una disminución de los precios una vez asegurado el suministro fiable (sin cortes ni microcortes).

Esta desregulación inicial de la totalidad del mercado, aunque expandió a cientos de nuevas empresas comercializadoras, no afectó al usuario final.

Otro movimiento desregulador fue el del mercado detallista que constaba del sistema de distribución, el suministrador del contrato de energía para cliente energético individual, facturación, medición y servicios de eficiencia energética cambiaron en la industria de la empresas de utilidad eléctrica.

Las diferencias regionales en las tasas eléctricas (en un rango de 0,11-0,13 $/kWh) llevaron a una agenda de reestructuración entre los diseñadores de políticas, pero los avances tecnológicos lo hicieron posible. Las enormes mejoras en la eficiencia conseguidas en las centrales impulsadas mediante turbinas de gas, han reducido el coste de producción eléctrico, así como el tamaño requerido para obtener dichas reducciones de coste. Las economías de escala no son ya una justificación para la producción de energía mediante monopolios. Los estados con altos precios de la energía con relación a otros estados están más inclinados a reestructurar, con la expectativa de mejorar su eficiencia, disminuir sus costes, y finalmente sus precios. Los bajos precios de la energía impulsan la inversión y el negocio, mientras que los precios elevados llevan a una industria a la deslocalización.

Tras 15 años de intenso debate, 30 de los 48 estados bajo la jurisdicción de la FERC aún no han adoptado la reestructuración de sus industrias eléctricas, en general, quienes tienen los precios más elevados reestructuran, mientras que quienes los tienen más reducidos no lo hacen, retardando su decisión. La Comprehensive Electricity Competition Act, propuesta por la administración Clinton en Junio de 1998 y revisada en Abril de 1999 requirió la competencia al detalle ej.: acceso directo a las fuentes de suministro eléctrico para todos los clientes desde enero de 2003. Sin embargo, los estados permitirían optar a las medidas legislativas que los consumidores pensaran les podían dañar (Hill 1995).

La salida de la moratoria legislativa-regulatoria sobre la reestructuración del detalle es difícil de predecir. Sin embargo, existen unas ciertas tendencias innegables en la industria eléctrica: 1 desintegración 2 convergencia 3 globalización.

1.2 ESTADOS VERTICALES DE DESINTEGRACION

La industria está llegando a ser cada vez más verticalmente desintegrada, mediante la legislación estatal, comisiones de expertos y políticos estatales. Las empresas eléctricas necesitan la venta de sus activos cada vez con mayor frecuencia. Teniendo en cuenta estos desarrollos al nivel del estado, así como los requisitos de la FERC de acceso abierto a las líneas de transmisión, el futuro de los mercados y empresas eléctricas será muy distinto a lo que existe en estos momentos. Los mercados eléctricos se parecerán al del gas, con un mercado de futuros, un mercado spot y una variedad de herramientas financieras (descritas más adelante) si se admite la senda de liberalización de los mercados. Muchas empresas eléctricas llegarán a ser empresas nacionales e internacionales de energía, diversificando la oferta de productos y servicios. El Estado en sus distintos niveles (europeo, nacional, regional y local) tiene en esto mucho que decir.

Estas nuevas empresas eléctricas venderán la energía en la forma deseada por sus clientes. El porcentaje energético de la electricidad es en la actualidad del 40%, casi el doble de lo que ocurría en los años 50, este porcentaje se espera aumente notablemente en el futuro debido a la revolución de la información así como de la incorporación de la electricidad procedente de otros sectores, principalmente del acondicionamiento de espacios, procesos industriales y transporte.

1.2.1 Convergencia de las empresas eléctricas

Las empresas eléctricas de distribución se enfrentan a una intensa competencia de comercializadores de suministros fiables de la electricidad, en su labor de obtener y mantener a sus clientes. El progreso tecnológico en el desarrollo de las tecnologías de generación distribuida, proporcionará incentivos para las empresas eléctricas de distribución local que se fusionarán con las empresas de distribución de gas. Además de las ventajas obvias de las economías funcionando conjuntamente como, por ejemplo en lo que a mediciones refiere, una fusión eléctrica-gas puede utilizar las infraestructuras gasísticas como un sistema de almacenamiento de las operaciones eléctricas. A la empresa fusionada le resultará indiferente la forma en la que el cliente desea que le llegue la energía, la electricidad es la forma de energía preferida por los clientes y como se ha discutido anteriormente, es probable que así continúe, a medida, que las nuevas tecnologías eléctricas entren en el mercado del consumidor.

Con la difusión de las tecnologías avanzadas de comunicaciones tales como la fibra óptica (la cual usan muchas empresas eléctricas en sus sistemas de transmisión) es un incentivo para la convergencia de las empresas gasísticas y eléctricas, existe un pequeño problema y es que apenas el 2 % del ancho de banda es utilizado para la transmisión de información, lo que proporciona un incentivo adicional a las fusiones de las empresas existentes. Existen incentivos para la convergencia del teléfono, internet y el cable con las industrias de energía usando todas ellas el cable de fibra óptica. Debido al uso de medidores, las empresas de agua pueden también formar una parte importante de esta tendencia hacia la convergencia.

1.2.2 Globalización

La EPA ha roto las barreras para la globalización de la empresas eléctricas en los Estados Unidos que fueron antiguamente limitadas a su uso dentro un solo territorio, manteniendo empresas de múltiples servicios territoriales en estados contiguos, pueden ahora comprar activos energéticos en cualquier parte del mundo entrando dentro de su interés las empresas eléctricas. Estas facilidades pueden tambien permitir la manipulación de los precios como se ha demostrado ampliamente en el caso Enron.

La globalización de la industria eléctrica después de la actuación de la EPA ha resultado impresionante. Muchas de las empresas eléctricas han comprado otras extranjeras habiéndose dado también el fenómeno inverso. La National Grid del Reino Unido, la mayor empresa de transmisión del mundo ha comprado el New England Electric System por 3.200 millones de dólares, Scottish Power pagó 12.800 millones de dólares por Pacific Energy, creando una de las 10 empresas eléctricas más grandes del mundo.

La estructura final del mercado eléctrico dependerá de la legislación del estado y de las reglas de las comisiones regulatorias. La FERC tiene jurisdicción interestatal sobre los mercados eléctricos; los estados tienen jurisdicción sobre las ventas al por menor. Los políticos tienen dos opciones:

  • Permitir que la industria evolucione, asegurando un acceso abierto a las líneas de transmisión para cualquier entrada potencial en la industria de generación permitiendo que las fuerzas competitivas emerjan en todo momento.
  • Podrían también considerarse pequeños cambios políticos tales como la sustitución basada en los rendimientos por la basada en los costes.
  • Una reestructuración más radical de la industria: facilitando la competencia en la generación creando el mercado spot, y los operadores independientes del sistema y permitiendo a los clientes el acceso directo a los suministradores eléctricos de su elección.

Los párrafos anteriores contemplan a las empresas de la industria de los Estados Unidos y resultan relevantes en la subida en importancia de la generación distribuida. Pero pueden ser una buena guía en el caso español y europeo. Existe una publicación más completa, del mismo autor, en soporte pdf en una revista electrónica de nombre Materiales de Trabajo.

11 septiembre 2006

Argelia limita la participación de las petroleras extranjeras


Ignacio Cembrero

Una de las dos principales disposiciones consiste en aumentar hasta el 51 % como mínimo la participación en Sonatrach, la petrolera estatal argelina, en los contratos de exploración y explotación que se firmen a partir de ahora con compañías extranjeras. Con la ley anterior oscilaba entre el 20 % y el 30 %. Paralelamente Sonatrach dispondrá también al menos del 51 % en las concesiones para el transporte de hidrocarburos, mediante oleoductos y gaseoductos nacionales.

El pasado marzo, Gas Natural y Repsol firmaron con Sonatrach un acuerdo para construir una planta de gas natural licuado en la que la petrolera estatal argelina participa con un 20 %. Con las nuevas reglas de juego este tipo de contratos serán imposibles y se vuelve a la situación anterior a Julio de 2005, cuando era obligada la presencia mayoritaria de la petrolera estatal.

La otra disposición, aún mas perjudicial para los afectados consiste en instaurar una tasa entre el 5 % y el 50 % sobre los “beneficios excepcionales” que genera el crudo para las petroleras cuando el precio del crudo Brent, de referencia en Europa, rebase los 30 dólares el barril.. Cerró el viernes pasado a 66,53 dólares. Si algún día cayese por debajo de ese precio, el impuesto argelino desaparecería. La presión fiscal variará en función del nivel de extracción de petróleo de cada compañía. Esta nueva fiscalidad tiene efectos desde el 1 de Agosto pasado.

Un portavoz de Repsol comentó ayer que, a falta de conocer los decretos de aplicación de las nuevas medidas, confían en que no afecten a sus contratos.

“A nuestros socios extranjeros no les va a gustar que se les quite una parte de sus beneficios; lo verán como un punto negativo”, admitió el ministro argelino de Energía, Chakib Jelil, en las conferencias explicativas que dio, en Londres y en Argel, sobre el alcance de las enmiendas. Jelil fue, paradójicamente, en su día uno de los mas firmes partidarios de la anterior ley de hidrocarburos, de inspiración liberal, aprobada en Julio de 2005.

Esta suscitó, sin embargo, fuertes reticencias en los sindicatos y en amplios sectores de la burocracia argelina, empezando por el antiguo partido único, el Frente de Liberación Nacional “No hay en el ámbito internacional, ningún otro ejemplo de un país que haya adoptado una legislación similar”, se indignaba por ejemplo, en sus columnas de la prensa, Hocine Malta, exvicepresidente de Sonatrach. Hugo Chávez y Evo Morales eran para el, en cambio, los modelos a imitar.

Lo que más ha disgustado, por ahora, a los socios extranjeros ha sido, sin embargo, la inseguridad jurídica que supone un bandazo de tal calibre de un año para otro. Aunque, en buena medida, comparte el “patriotismo energético” de las autoridades, la prensa argelina también ha criticado “el giro d 180 grados” dada por Jelil siguiendo instrucciones del presidente Abdelaziz Buteflika. “Estas modificaciones de la legislación no ayudan a guiar a los inversores”, se quejó el diario La Tribune.

A las multinacionales del sector, que no se han manifestado públicamente, les preocupa, además no saber exactamente las enmiendas afectarán al sector gasístico y de que dependerá que los “beneficios excepcionales” que obtengan a partir de agosto sean gravados con un 5 % o un 50 %.

Ingresos multimillonarios

Las petroleras extranjeras ganaron en 2005 en Argelia, unos 4000 millones de dólares (casi 3200 millones de euros), según datos proporcionados por Sonatrach, mientras que la compañía estatal obtuvo 10 veces más. En 2006 las primeras deberían granjearse 6000 millones de dólares (4700 millones de euros) y Sonatrach 53000 millones de dólares (42009 millones de euros).

Argelia es hoy en día el primer proveedor energético de España no tanto a causa de sus exportaciones de petróleo (que mayoritariamente se dirigen a Estados Unidos), sino de gas. Medgaz, un gasoducto que transporta hasta 8000 millones de metros cúbicos al año, une desde 1996 a los dos países, a través de Marruecos, y un segundo entre Orán y Almería, que pasará por el fondo del Mediterráneo, entrará en funcionamiento en 2009. Algo más del 60 % del gas que se consume en España (la fuente de energía no renovable cuyo consumo crece mas rápidamente) es argelino. Además, Argelia es el sexto país con mayores reservas de gas. Además de las empresas españolas tienen presencia en Argelia multinacionales como British Petroleum, Total y Petrobras, entre otras.

La escalada del precio del barril eleva las reservas a 53.600 millones de €
Con unas reservas de divisas de 68000 millones de dólares (unos 53600 millones de €), el Estado argelino nunca ha sido tan rico desde que se independizara de Francia en 1962. El ministro argelino de Hacienda, Murad Medelci, señaló ayer que, gracias a los altos precios del petróleo, las reservas financieras a finales de agosto ascendieron a la cifra citada y que durante este año Argelia ha reembolsado por anticipado unos 12.000 millones de dólares de su deuda exterior pública.
Medelci indicó que también se han reembolsado 800 millones de dólares de deuda exterior establecida con el Club de Londres. Sólo en 2005 las exportaciones de hidrocarburos supusieron a las arcas argelinas 46.000 millones de dólares.
El súbito enriquecimiento argelino se debe también al incremento del bombeo de petróleo que alcanzó 1,5 millones de barriles diarios y que en 2010 llegará a dos millones. Otro tanto sucede con el gas cuya producción se situó en 62.000 millones de m3, pero que en 2010 rondará los 85.000 millones de m3. Además de aumentar su producción de gas, Argelia se esfuerza también para que el precio de este recurso tenga una evolución similar a la del crudo. Así se interpretó, por ejemplo, el acuerdo firmadoel 4 de Agosto entre el gigante ruso Gazprom y la argelina Sonatrach.
Mientras, la OPEP concluirá hoy en Viena su 142 conferencia ministerial sin cambiar el nivel de su oferta, según las previsiones del marcado. Pero el ministro de Qatar, Abdullah bin Hamad Al Attiyah, lanzó un mensaje: "el cártel estudiará en diciembre la opción de reducir su oferta de crudo, si los precios de esa materia prima prolongan el abrupto descenso iniciado hace un mes", informa Efe.

(El País 11-9-2006)